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Tangerine Flavour, camino a la perfección

La banda madrileña demuestra que vive su mejor momento con su último trabajo Empty Fantasies

 

JAVI TEJERO

La perfección es algo inalcanzable para el ser humano, aunque desde el principio de los tiempos se empeña vanamente en acercarse a ella. Lo bueno es que en esa eterna obcecación van saliendo cosas tan fantásticas como la música de Tangerine Flavour, canciones que beben de lo mejor de la americana y que suenan impecables en su reciente disco Empty Fantasies (MusicHunters Records, 2023).

El grupo madrileño se encuentra en la recta final de la promoción del que es su segundo trabajo discográfico. Puede parecer que apenas están despegando, pero lo cierto es que llevan casi 10 años de trayectoria, forjándose en los escenarios de toda España, a punto de conseguir llevar su directo a otro continente y mejorando incansablemente. 

“Creo que estoy en la música por un profesor de trompeta que vino de sustituto al colegio donde estudiaba”, rememora Pablo Martín, guitarrista y cantante de la banda. “Preguntó quién tocaba algún instrumento y todos me señalaron, aunque la guitarra me la acababan de comprar. Me dijo ‘pues a final de curso vas a tocar, mejor o peor pero lo vas a hacer’”. Habrá que agradecerle a Juan Moreno, de la Leganés Big Band, que hoy podamos disfrutar del sonido de Tangerine Flavour, un grupo de los que se preocupan por hacer buena música. Hablando de orígenes, Pablo recuerda que el proyecto arrancó en 2014. “Entonces las pretensiones de la banda eran mucho más limitadas, en 2016 ya empezamos a sacar algo”. Su primera entrega sería un EP, Tangerine  Flavour (Rock Cd Records, 2017), cuatro temas con un sonido más básico que el que lucen hoy día pero donde ya se escucha un delicado gusto rock. 

El punto de inflexión llegaría con No Hard Feelings (MusicHunters Records, 2018), su primer disco de larga duración. “La banda se lo empieza a tomar en serio cuando conocemos a Alfonso Ferrer y nos vamos con él a Toledo a grabar. Ahí pensamos que valía la pena que esto se convirtiera en lo primero en nuestra vida, en lugar de en algo más”. Entonces comenzaría la gran evolución que les haría alcanzar nuevas dimensiones musicales. “Estábamos de gira y él estaba de técnico de sonido en una sala. Al terminar, nos cogió por banda y nos dijo un par de cosas a la cara, buenas y malas, y nos dijo que quería producirnos y moldearnos un poco. Yo creo que fue la persona que nos hizo entender lo que sabemos hacer y que nos hizo aprender a tocar y entender el rumbo en cuanto a lo que significa tocar bien, que no es ser el más rápido ni el que más sabe, sino escuchar a los demás”. Pone como ejemplo a una de sus bandas de cabecera, The Band, piedra angular de la americana, donde todos cantan y donde todos aportan la música que precisa cada momento de la canción. Buen espejo donde mirarse.


Para Empty Fantasies han contado con la producción de Josu García, una apuesta segura en calidad. “Durante la gira  anterior conocimos a Josu, de hecho subió a tocar con nosotros en la Sol, en el último concierto, julio de 2019, y ya empezamos a planificar trabajar con él. Josu es una persona que le da otro tratamiento al sonido, que nos ha enseñado otras cosas y a nosotros nos gusta aprender cosas nuevas. Grabaríamos con Alfonso mil veces más, pero también nos apetecía aprender de otros”. Josu es en gran medida responsable del sonido más refinado de Empty Fantasies, un acabado reluciente de marfil y terciopelo donde todo está perfectamente medido. Por medio hubo una pandemia, idas y venidas de miembros del grupo y un meticuloso proceso de selección de canciones. “Le mandamos a Josu 60 o 70 temas y de ahí elegimos los 10 que componen el disco”.

Esa exuberancia de temas se debe a que hay varios compositores en el grupo que producen por separado, además de hacerlo en conjunto. “Para nosotros es casi un ejercicio diario, y al final han sido prácticamente 5 años de proceso”. La variedad de creadores hace que la voz principal se alterne entre ellos. “Es nuestra seña de identidad, nos gusta que sea así, como lo hacían The Band, los Beatles o los Eagles”. Son grandes referencias históricas, pero también están muy al tanto de todo lo que se hace hoy día a nivel nacional e internacional. “Afortunadamente se hace música cojonuda hoy día en todas partes y escuchamos de todo”.


La escucha de Empty Fantasies deja claro que están en su mejor momento y que, como dice Pablo, han trabajado en primera división a la hora de grabarlo. “Sabíamos que estas canciones iban a requerir un sonido más pulcro”. Su primer corte, ‘Roses’, te lleva de inmediato a las carreteras americanas, carreteras que quizá atraviesen próximamente. El folk deja paso a los vientos soul en ‘B Positive’. Hay también algo de funk en ‘After de Long Night’ o ‘Moloko Nights’, además de retazos de gospel, una apertura estilística que no eran tan notable anteriormente. Destaca el gran trabajo de Chloé Di Giorgi al piano y los teclados

Aunque hayan tenido algunas presiones por hacer las canciones en inglés, ellos lo tienen claro. “No es una cuestión de idioma, es cuestión de que te lo creas. Elegimos el inglés porque es el idioma en el que nacieron los estilos que hacemos, pero si en algún momento surge un tema en español que encaje en las circunstancias de la banda en ese momento, pues por qué no. Normalmente cuando alguien te dice que hay un camino más fácil te está engañando o es un callejón sin salida”. Tangerine Flavour, en el largo e inabarcable camino de la perfección. El resultado más reciente es Empty Fantasies, una oda al buen gusto.