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The Long Ryders: el orgullo de seguir adelante

Pioneros del alt-country, The Long Ryders arrancan esta semana su gira por España presentando su nuevo LP

 

JAVI TEJERO

Sid Griffin muestra a cámara con orgullo un flamante ejemplar en vinilo del último trabajo de su grupo, The Long Ryders. Se llama September November, y en su portada aparecen los tres miembros de la banda (el propio Sid Griffin, Stephen McCarthy y Greg Sowders) en un entorno campestre y enmarcados en madera, una barrica que contiene un licor bien madurado. En el salón de su casa reposan cientos de cedés de música, “los vinilos están arriba. Llevo toda mi vida coleccionándolos, porque me encanta la música, es la alegría de la vida”.

September November (Cherry Red Records, 2023) no es un título casual, la referencia otoñal es clara. “Ya no somos jóvenes”, afirma sin ambages Sid. “Éramos un cuarteto y falleció nuestro compañero, Tom Stevens.  Ahora somos los tres hombres de la portada, así que el título es un reflejo de que ya no somos jóvenes”.

Los orígenes de The Long Ryders se remontan a principios de los 80, cuando jugaron un papel clave en la configuración de lo que se conoce como country alternativo. “Hacíamos una vía alternativa del country, no había muchos que lo hicieran entonces. Estábamos nosotros y otras bandas como Jason & The Scorchers o Rank and File. Pero no era un movimiento de apertura como pudieron sentar los Jayhawks o Uncle Tupelo, aunque tuviéramos algo de influencia en ellos. La cuestión es que ser pionero es más una circunstancia que un mérito, todo el mundo adora a los Byrds, pero muchas de las cosas que hacían venían de atrás, por ejemplo las armonías vocales de los Searchers”. Estaban en el centro de la historia de la música moderna del país y son conscientes de ello. En su primer LP, Native Songs (Zippo Records, 1984), que tuvo un importante éxito, contaron con la participación de una figura capital de la americana como Gene Clark (ex Byrds), quien hace unos coros en ‘Ivory Towers’. La importancia de esta participación se ha visto con el tiempo; “En 1984 nadie conocía a Gene Clark”, asevera Sid.

El grupo ha atravesado toda clase de vicisitudes durante todo ese tiempo, de hecho interrumpieron su trayectoria durante 17 años. “Tuvimos un largo periodo sin tocar. Lo que pasó es que rompimos, nos separamos. Hoy día las bandas se separan y a los 5 años ya han vuelto, pero yo llegué a pensar que no volvería a tocar con los Long Ryders. En 2004 se nos presentó la oportunidad de hacer una gira y pensé que podríamos reparar las amistades rotas. Hicimos esa gira y de nuevo pensé que no volvería a tocar con ellos, pero en 2009 nos ofrecieron hacer un par de conciertos en Atlanta, y las ofertas comenzaron a venir más a menudo, tanto que tuve que dejar la banda de bluegrass con la que tocaba entonces”.

Es de agradecer que los músicos veteranos sigan editando material nuevo en vez de vivir de viejos éxitos, tal como hace la banda californiana. “Nick Lowe hace 20 años tomó la decisión de tocar su música del momento en vez del rock and roll de su juventud, una decisión valiente y sabia. Nosotros queremos seguir esa determinación, yo no podría vivir sólo de los viejos éxitos, eso sería aburrido. Hemos hecho dos álbumes nuevos, que espero que sean tres, y es nuestra manera de abrazarnos a la vida”. Por si no había quedado claro cuando alzaba su disco con una expresión de plena satisfacción, Sid añade que está muy feliz y orgulloso del trabajo realizado, y cree que alcanza cotas artísticas superiores a las obtenidas en los 90.

“Ser pionero es más una circunstancia que un mérito”

La primera canción es casi el nombre del disco, ‘September November Sometime’, y es un tema enérgico y pegadizo de folk rock que deja muy a las claras que la maquinaria está perfectamente engrasada. El violín, que juega un papel clave en esta apertura, recuerda a aquellos mágicos arreglos que hizo Scarlet Rivera para Bob Dylan en Desire. “Se lo dijimos a la violinista, Kerenza Peacock, que es una persona estupenda e hizo un gran trabajo. Estuvo varios años tocando en mi banda de bluegrass y tiene un gran talento”. El segundo corte está relacionado con esta temática del paso del tiempo, se llama ‘Seasons Change’, y en su estribillo cantan que aunque las estaciones cambien el amor sigue intacto. “Es una canción de Stephen en la que habla de su relación con su mujer. El amor resistiendo al cambio de las estaciones, que cuando eres joven es un amor apasionado y cuando te haces mayor se convierte en un compromiso más profundo”.

En mitad del álbum, entre rock, folk y country hecho con oficio y artesanía, encontramos un momento de reflexión con ‘Song for Ukraine’, un instrumental delicado que invita a hacer una parada. “Creo que todo eso debe parar, están muriendo inocentes. Sé que no va a suceder mañana, pero debe parar. No tengo palabras para ello pero tengo la melodía. Hay mandolina, chelo, instrumentos menos habituales. Pensé en el instrumental ‘Let’s Go Away for Awhile’, del Pet Sounds de Brian Wilson”.

Ante la pregunta de si se sienten parte importante de la historia de la música popular americana, la respuesta de Sid Griffin es un rotundo sí. “Sé que fuimos un éxito comercial y sé que somos parte de la historia de la música americana, somos una influencia importante”. Tenemos la oportunidad de escuchar en directo a esta legendaria banda en nuestro país el próximo mes de octubre, unos músicos honestos con su oficio y con el paso del tiempo, que hacen lo que mejor saben hacer mirando hacia atrás y hacia adelante con orgullo.

 

5 de octubre Madrid (El Sol)

6 de octubre Valencia (Loco Club)

7 de octubre Bilbalo (Sala BBK Music Legends)

8 de octubre Barcelona (Sala Upload)