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Las Dianas

Las Dianas, del patio del instituto al escenario de un festival

El quinteto granadino publicará a la vuelta del verano su primer disco

 

PATRICIA MARTÍN / MARÍA F. CANET

“Empezamos de broma, y la broma empezó a hacerse gorda; cuando nos quisimos dar cuenta ¡estábamos tocando en un festival!”. Isa (teclados y voz), Paulina (bajo y voz), María (guitarra) y Laura (guitarra y voz), aún no han tenido tiempo de asimilar el giro que ha dado su vida, aún más con la pandemia de por medio. Las cuatro —junto a Ana (batería), que no pudo estar presente en la entrevista— forman Las Dianas, banda granadina que, en apenas un año, ha pasado de tocar en el patio del instituto a hacerlo en festivales como el Monkey Week. Su historia es casi de película: “Un día tocas con tus colegas en el patio del colegio y al día siguiente estás en el Mad Cool”, comentan, aún sin asimilarlo del todo.

La aventura musical de estas cinco jóvenes arrancó como “la típica actividad extraescolar que haces en la ESO para pasar el tiempo”. Las cinco se apuntaron a un taller de música en sus respectivos institutos (Ana, María y Laura en uno, y Paulina e Isa en otro), que dirigía el mismo profesor: “Se dio cuenta de que podíamos encajar y decidió juntarnos. No sabíamos ni tocar”, reconoce Laura entre risas. Una vez empezaron a dominar los instrumentos, se animaron con versiones de grupos como Los Flechazos, “responsables” del nombre del grupo: “Somos muy bromistas y se nos ocurrió hacer la versión femenina jugando con la diana. Luego vimos que a la gente también le molaba”, dice Paulina. “Al principio no nos gustaba, luego vimos que nos podíamos inventar otros significados como Diana, la diosa de la mitología romana, o Lady Di, y ya no había vuelta atrás?”, añade con ironía.

Sus canciones son caramelos de pop-rock con guiños a otros estilos como el punk o la electrónica, algo que se debe a que “somos muy diferentes: una escucha mucho rap, otra es más indie y también escuchamos rock, jazz o blues. Cuando nos juntamos tenemos muchas melodías”. Un eclecticismo que se aprecia en las versiones que han realizado; el célebre ‘Me Voy’ de Julieta Venegas  o, hace unos meses, ‘Yo Soy Libre’, una adaptación al castellano del ‘Free Again’  de Alex Chilton (Big Star). A pesar de su juventud —oscilan entre los 16 y los 20 años— sus letras no pecan de cursilería ni poseen tintes infantiles. Con cierto espíritu punk, retratan a la generación millenial con una mezcla de humor ácido, pesimismo irónico e inconformismo. La rebeldía adolescente aún no las ha abandonado: “La primera canción ya tenía algo de odio, y luego empezamos a caer en el monotema. Hay que sacar el rencor”, comenta Isa con gracia. Algo que queda reflejado en ‘Te Quiero (Aún Más Lejos)’ (“Córtate las venas con tijeras de podar/múdate a Corea y no vuelvas nunca más”) o ‘Leggins Rotos’ (“Que te vaya todo genial/pero ojalá pises un lego sin zapatos/ te llame tu ex borracho/ de fiesta te des cuenta de que tienes los leggins rotos/ y ojalá encuentres al amor de tu vida/ y no le gusten las tías”). Optan por hablar de lo cotidiano para que “la gente se sienta reflejada”, añade María.

Más que una banda, Las Dianas son una hermandad. Se dividen las tareas del día a día —”somos un buen equipo y nos ayudamos las unas a las otras”— y todas se involucran en el proceso de composición de las canciones: “Por norma general, cada una trae una idea de canción y luego la vamos construyendo entre todas. Somos muy de hacer lluvia de ideas: una llega y dice “se me ha ocurrido tiriri” y entre todas sacamos la melodía”, cuenta María. Sororidad en la práctica, puesto que “al final, hemos aprendido juntas”, concluye Laura. Surgidas cuando la etiqueta “grupo de chicas”, que arrastraron grupos como Hinds, empieza a erradicarse en el panorama nacional, cuentan con alegría que cada vez hay más referentes para jóvenes como ellas; Ginebras, Lisasinson o Melenas son algunos ejemplos. Sin embargo, las granadinas recalcan que el machismo sigue vigente en la industria musical y afirman haber vivido situaciones donde han sido ninguneadas por el hecho de ser mujeres: “A veces algún técnico de sonido nos ha mirado raro, cómo si no supiéramos lo que estuviéramos haciendo, como si fuéramos tontas o como si no supiéramos cómo funcionan los instrumentos”, comentan abiertamente.

Entre el instituto y la facultad, a pesar del éxito que están cosechando, no tienen previsto abandonar sus respectivos estudios, porque, aunque compaginar ambas cosas sea difícil, tienen claro que vivir de la música, hoy en día, es un privilegio: “Con esta situación hay menos bolos, pero es complicado. Todo es distribuirse el tiempo, porque todas aprobamos, es verdad que tenemos momentos de crisis,  de decir “no puedo”, pero estamos aprendiendo a gestionarlo”, señala Paulina. Aunque, riendo confiesan que, a veces, alguna ha tenido que saltarse clase para tocar: “Es guay decir ‘hoy hago pellas porque estoy tocando en Madrid’. A Ana le pasó hace poco en el instituto”, bromea María.

Con 4 sencillos (y 2 versiones) disponibles en plataformas y sin expectativas aún por el futuro inmediato, lo único que anhelan es publicar su primer disco a la vuelta del verano. Será, explican con ilusión como “coger a tu hijo en brazos”. Que su cándido aspecto no os engañe: Las Dianas han irrumpido en el panorama musical con pinturas de guerra.