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Anita Pallenberg y la historia de como los Rolling Stones llegaron a ser los Stones

Icono del rock de los sesenta y sentanta, Pallenberg fue una pieza clave en la composición de la mítica banda

 

MARÍA F. CANET

Anita Pallenberg, una de las grandes musas del rock and roll, fue clave en la historia de los Rolling Stones. La mayoría de crónicas o artículos que se hicieron eco de la noticia de su muerte hace tres años, el pasado 13 de junio, tuvieron algo en común: ensalzar la figura de Pallenberg como pieza clave de la época dorada de la banda británica, durante la segunda mitad de los sesenta y los setenta. Lady Rolling Stone, como la denominó el diario The Guardian en un artículo, no fue únicamente la pareja de Brian Jones y Keith Richards. No fue una groupie más. Fue una figura con una poderosa influencia sobre los Stones, la mujer que dio el pistoletazo de salida a su cambio de rumbo. Tal fue su influencia sobre los miembros del grupo durante aquellos años salvajes, que algunos medios llegaron a declarar que los Rolling Stones de finales de los sesenta eran Mick Jagger, Keith Richards, Brian Jones y Anita Pallenberg. En palabras de Courtney Love, “En 1967 los Rolling Stones eran unos chicos guapos. En 1972 eran unos leones; Dios bendiga a Anita Pallenberg”.

Para comprender la importancia de la musa de los Rolling Stones es necesario conocer sus orígenes. Anita, nacida en Roma, era hija de un artista italiano y de una secretaria alemana. En la capital italiana, Pallenberg frecuentó a la alta sociedad romana, moviéndose especialmente en el ámbito del cine con figuras como Fellini, o el mundo del arte. Anita vivió la Dolce Vita, y cuando se cansó de ella, reparó en Nueva York, donde entró a formar parte del círculo más íntimo de Andy Warhol. Su carrera como actriz la llevó a protagonizar pequeños papeles en películas de Marco Ferreri o Roger Vadim, como la Black Queen de Barbarella.

 

 

Fue en un concierto que los Rolling Stones ofrecieron en septiembre de 1965 en Múnich, cuando Anita entró en contacto con sus Satánicas Majestades. Tras el concierto del grupo inglés en la ciudad alemana, Pallenberg consiguió acceder al backstage, dónde ofreció marihuana a Brian Jones, con quién inició una relación en 1965. En sus memorias, Marianne Faithfull aseguraba que “La historia de cómo Anita llegó a Brian es la historia de como los Stones llegaron a ser los Stones”. Su aire aristocrático y bohemio, su cultura-Anita había estudiado medicina, restauración, Bellas Artes, hablaba cinco idiomas- sedujeron al Stone maldito, quién suplicaba a Pallenberg que le vistiera como Françoise Hardy.

La influencia de la artista en la banda comenzó a hacerse visible en la segunda mitad de los sesenta, con un cambio estético ligado a un cambio en su sonido. Los Stones dejaron de lado el uniforme de traje y corbata que popularizaron los Beatles, para adoptar ropas mucho más extravagantes, bohemias, coloridas y psicodélicas que las de sus rivales. Sus melenas crecieron, abandonando el típico peinado Beatle, mostrándose mucho más salvajes que estos últimos.

Este cambio en la estética de los miembros del grupo se acompañó de un cambio en el sonido. Los Rolling Stones quisieron ir más allá, mostrarse como un grupo relevante que podía ser tan innovador como los Beatles, y no como unos simples herederos blanquitos de Muddy Waters, Howlin´ Wolf y el resto de la escuela del Blues de Chicago. Fue tras su encuentro con Pallenberg cuando Brian Jones comenzó a experimentar con nuevos sonidos: sitar, marimba, oboe, theremín, o la cítara, sofisticaron el sonido stoniano, dotándolo de un aire bohemio y barroco que encontramos en temas como Dandelion, Lady Jane, 2000 light Years From Home o Sympathy For The Devil, donde Pallenberg y Marianne Faithfull, entonces pareja de Jagger, hicieron coros.

 

La irrupción de Pallenberg en la vida de los Stones supuso un antes y un después, llegando a motivar la marcha de Brian Jones del grupo. En 1967 su relación con la actriz y modelo, comenzó a tambalearse, y tras un tormentoso viaje a Tánger donde la pareja protagonizó episodios de violencia, Jones y Pallenberg pusieron fin a su relación. Esto supondría el inicio del fin de la relación del Stone maldito con el resto de la banda. Brian murió el 3 de julio de 1969, ahogado en la piscina de su casa en extrañas circunstancias. Tras la tormentosa estancia en Tánger, Pallenberg regresó a Europa con Keith Richards. El propio Richards cuenta que su relación comenzó con un encuentro sexual que ambos tuvieron mientras viajaban en coche, en algún punto entre Barcelona y Valencia, con los naranjos de esta tierra como únicos testigos. La pareja permaneció unida hasta 1980. Tuvieron tres hijos, Angela, Marlon y Tara, aunque la muerte de esta última a los pocos días de nacer, y los excesos de la pareja con las drogas motivaron su ruptura. Sin embargo, Anita siempre conservó un lugar especial en el corazón del guitarrista.

Durante los años que duró su relación, Pallenberg inspiró temas como You Got The Silver, Happy, Beast Of Burden o Angie. Su participación en la película Performance junto a Mick Jagger (que incluía escenas de sexo entre ambos) provocó la ira de Richards, quién compuso Gimme Shelter, aunque el affair entre Pallenberg y Jagger siempre fue negado por la modelo. La influencia de Anita sobre la banda fue tal, que durante las sesiones de grabación de álbum Beggar´s Banquet, muchas de las tomas volvían a grabarse hasta que la polifacética musa daba su visto bueno.

 

 

Anita Pallenberg no fue por tanto un nombre más en la lista de conquistas de los Rolling Stones, un icono de moda o una hermosa mujer a quién sus Satánicas Majestades dedicaran un par de canciones. Anita fue musa, pero también fue la directora que orquestó el cambio de rumbo que tomó la banda británica en la segunda mitad de los años sesenta. Su labor quedó, como la de mayoría de mujeres, relegada a un segundo plano casi invisible, ligando su nombre al atributo pareja de/groupie. Pero Anita fue mucho más que eso. Estableció una línea de conexión directa entre la banda y el mundo del arte y la cultura. Quizás si Anita Pallenberg no hubiera entrado en la vida de Brian Jones y Keith Richards, los Rolling Stones no serían lo que son hoy en día, eso casi seguro. Detrás de una gran banda, había una gran mujer.